El té pertenece a la familia Teácea. Es un pequeño árbol perenne que puede llegar a medir 5-10 m de alto en estado salvaje, aunque cuando se cultiva no suele sobrepasar los 2 m de altura.
Tiene unas delicadas flores de color blanco crema o rosáceo, que desprenden un agradable aroma. Son pequeñas y se disponen de forma solitaria o en grupos de 2 o 3 flores. Cada flor consta de 5 sépalos ovales y entre 6-9 pétalos. El fruto es una pequeña cápsula redondeada, en cuyo interior se localizan las semillas.
El té verde viene de la misma planta que el té negro, pero a diferencia de este último, el té verde no es fermentado. Se obtiene recogiendo sus hojas frescas para luego secarlas por la acción del vapor o por calentamiento. Al no dejarse fermentar conservan casi la totalidad de sus propiedades químicas e ingredientes activos.
Condiciones de cultivo y recolección
Para que el crecimiento del té sea óptimo, requiere suelos bien drenados, ricos en materia orgánica y con un pH ligeramente ácido. En cuanto a la temperatura, lo ideal es que oscile entre 14-27ºC (aunque es un árbol de hoja perenne, no tolera las heladas). Necesita sol y abundante agua.
Los pelos de la raíz son muy finos, por lo que es muy sensible a la falta de humedad, que puede hacer que la planta se seque. Cuando se encuentra en plena floración, necesita un riego más abundante. La recolección tiene lugar cuando la planta alcanza una edad de 3 años.
Dependiendo del lugar de origen del té, las condiciones climáticas varían y ello es la razón de que existan diferentes variedades de té verde, cada una con unas peculiares características en cuanto al olor, sabor y color de la infusión preparada.
La recolección tiene lugar cuando la planta alcanza una edad de 3 años, y suele repetirse tres veces al año. Se escogen los brotes jóvenes que están formados por 5-6 hojas dispuestas alrededor de una yema terminal cerrada.
El té verde contiene compuestos antioxidantes que son muy beneficiosos para luchar frente a determinados tipos de cáncer y en la reducción de los efectos propios del envejecimiento.
Dentro de la medicina tradicional china, se usa para aliviar los dolores de cabeza, ayudar a eliminar las toxinas y para prolongar la juventud. Sin embargo, no fue hasta el siglo XVII, que el té se extendió y se convirtió en una bebida popular en Europa.
Dentro de la medicina tradicional china, se usa para aliviar los dolores de cabeza, ayudar a eliminar las toxinas y para prolongar la juventud. Sin embargo, no fue hasta el siglo XVII, que el té se extendió y se convirtió en una bebida popular en Europa.
De estos estudios se ha comprobado que el té verde contiene altos niveles de unas sustancias llamadas polifenoles, que poseen propiedades antioxidantes, anticancerígenas e incluso antibióticas. El té verde también puede ayudar a prevenir las enfermedades cardíacas y del hígado.
Las hojas de té contienen un 5-6% de agua y un 4-7% de sales minerales, especialmente ricas en potasio y manganeso. Otros compuestos minoritarios que también pueden encontrarse en el té son ácidos orgánicos como málico, succínico, oxálico y galoquínico; compuestos glucídicos como inositol, azúcares reductores, gomas y pectinas; e incluso un pequeño porcentaje de lípidos.
Entre los principios activos responsables de la actividad terapéutica del té verde destacamos su contenido en compuestos polifenólicos (3%), que son de tres tipos: flavonoides, catecoles y taninos.
Es importante señalar que los polifenoles disminuyen con la edad de la planta y con la época de recolección, para plantas de la misma edad, es menor en primavera y máximo en agosto-septiembre.
Entre los flavonoides, los más importantes son el kemferol, quercetol (quercitina) y miricetol. Los catecoles son más abundantes en la planta fresca y en té verde, que en el té negro, de entre todos ellos, los más activos son el catecol, epicatecol y sus ésteres con ácido gálico. Por último, también contiene taninos catéquicos condensados (8-25%). También tiene una pequeña cantidad de aceite esencial (0.007-0.014% en las hojas frescas), que es mayor en el té negro porque se forma en el curso de la fermentación de las hojas.
Recordemos que el té verde sufre estabilización con vapor de agua y secado, mientras que el té negro, sí sufre fermentación y posterior secado. Este aceite esencial contiene hexenol, y pequeñas cantidades de aldehidos, butiraldehido e isobuteraldehido, así como de alcoholes fenólicos, geraniol, linalol y citral. Es importante señalar que los polifenoles disminuyen con la edad de la planta y con la época de recolección.
Los polifenoles del té verde son potentes antioxidantes. Algunos estudios han demostrado que los polifenoles más frecuentes del té verde (catequinas) son más potentes para suprimir los radicales libres, que las vitaminas C o E.
Además diferentes estudios han comprobado que el té verde es anticancerígeno, siendo capaz de contrarrestar la aparición y desarrollo de diferentes tipos de cáncer. Y ayuda a frenar el envejecimiento y el avance de algunas enfermedades degenerativas.
Las bases xánticas, especialmente la cafeína, hacen que actúe como estimulante del sistema nervioso y bulbar (estimula los centros respiratorios y vasomotores que se encuentran a nivel del bulbo).
El té verde también presenta acción diurética, broncodilatadora y astringente (antidiarréica).
Es hipolipemiante, es decir, capaz de reducir los niveles de LDL-colesterol y de triglicéridos plasmáticos, al tiempo que eleva los niveles de HDL-colesterol, el colesterol bueno. Y gracias a sus propiedades antioxidantes, evita la oxidación del colesterol y tiene un efecto antiaterosclerótico.
La formación de coágulos sanguíneos (trombosis) es la causa principal del ataque cardíaco y angina de pecho, y el té verde ha demostrado ser capaz de reducir la formación anormal de coágulos sanguíneos con una eficacia similar a la de la aspirina, gracias a su actividad vitamínica P.
El té verde ayuda a prevenir enfermedades del corazón y derrame cerebral al reducir el nivel del colesterol. Aún depués de un ataque al corazón, previene la muerte de las células y acelera la recuperación de las células del corazón.
El té verde disminuye los niveles de azúcar en sangre, es decir, es hipoglucemiante; y tiene ligeros efectos antibióticos, frente a ciertas bacterias como los estafilococos y algunos virus.
El antioxidante del té verde EGCG inhibe la entrada del virus de la hepatitis C a las células, bloqueando el acoplamiento viral y puede ofrecer una nueva aproximación para prevenir la infección por hepatitis C, sobre todo la reinfección que puede darse tras un trasplante de hígado“, explican los especialistas.
El antioxidante en el te verde protege la piel de los efectos dañinos de los radicales libres, que son los causantes de las arrugas y el envejacimiento de la piel. El té verde también ayuda en la lucha contra el cáncer de piel.
El té verde ayuda a prevenir y a reducir el riesgo de artritis reumatoide. Es de gran beneficio para la salud ya que protege el cartílago y bloquea las enzimas que destruyen el cartílago.
La capacidad del té verde para prevenir el cáncer está tan establecida, que los estudios actuales están probando el té verde como posible terapia potencial contra el cáncer. Los estudios experimentales llevados a cabo sugieren que los componentes del té verde pueden ayudar a prevenir el cáncer de piel, cuando se aplican directamente sobre la piel. Los polifenoles del té también pueden ayudar a broncearse y a proteger la piel contra el daño provocado por el sol.
El té verde ayuda a reducir el riesgo del cáncer. El antioxidante en el té verde es 100 veces más efectivo que la vitamina C y 25 veces mejor que la vitamina E. Esto ayuda al cuerpo a proteger sus células del daño que se asocia con el cáncer.
El té verde ayuda a evitar la gripe y los resfriados. La vitamina C en el té verde ayuda en el tratamiento del resfriado y la gripa común.
El té verde es de gran ayuda para combatir el problema de infección de oídos. Para una limpieza natural de oídos, empapar un cotonete en té verde y limpiar el oído infectado.
Los potentes efectos antioxidantes del té verde inhiben la oxidación del LDL-colesterol en las arterias. La oxidación del LDL-colesterol desempeña un papel importante para contrarrestar la formación de aterosclerosis; y gracias a sus efectos antitrombóticos, puede ser eficaz en la prevención de algunas enfermedades cardíacas.
El té verde contiene antioxidantes conocidos como polifenoles que atacan a los radicales libres. Lo que significa que ayuda a combatir los efectos del envejecimiento y promueve la longevidad.
Por sus acciones estimulantes del sistema nervioso, puede emplearse para aliviar tanto la fatiga física como la fatiga mental. Además puede contrarrestar los síntomas de un ataque de asma, por su actividad broncodilatadora.
Entre las recetas naturales para combatir la caída del cabello, tal vez el té verde sea una de las más populares. Si bien no existen evidencias concretas que indiquen con claridad que esta planta ayude a combatir nuestro problema capilar, sí existen muchas pruebas que demuestren la efectividad para mejorar la salud de nuestro organismo en general.
Muchas son las personas que han incluido desde hace tiempo esta sustancia entre los productos utilizados para luchar contra la alopecia, afirmando –sin evidencias fotográficas- que da buenos resultados.
El té verde es una interesante alternativa para sumar a aquellas cosas que sirven para la salud de nuestro cabello, pero cumple también con otras tantas funciones que merecen ser consideradas y que nos permitirían neutralizar enfermedades y carencias de todo tipo en nuestro organismo.
Los beneficios del té son múltiples gracias a su alto contenido en flavonoides, un componente vegetal con propiedades antioxidantes. El té verde es la mejor fuente vegetal para ello.
Otros beneficios para consumidores habituales de té verde y té negro incluyen un menor riesgo de enfermedades cardíacas. Los antioxidantes presentes en el té verde y negro pueden ayudar a reducir el colesterol “malo”, incrementar el “bueno” y mejorar el funcionamiento de las arterias.
•Beber una taza de té varias veces al día para proporcionar antioxidantes a nuestro cuerpo. En las culturas que tradicionalmente beben té verde, la cantidad habitual es tres tazas al día.
•Dejar reposar el té entre 3 y 5 minutos para que afloren todas sus propiedades antioxidantes.
•Las hojas de té frescas tienen el máximo de propiedades beneficiosas. Las bebidas preparadas a base de té y el té instantáneo tienen menor cantidad de antioxidantes.
•El té puede impedir la absorción de hierro en frutas y verduras. Si añadimos limón o leche, o tomamos el té solamente entre comidas, evitaremos este problema.
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