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domingo, 12 de febrero de 2012

Alcachofa y Propiedades

La alcachofa tiene origenes árabes. La alcachofa es originaria de la costa mediterránea, probablemente de Sicilia o de Egipto o de las Islas Canarias.
Existen 2 variedades: las verdes o las violetas, las ovaladas o las esféricas.
En otros sitios de España también son muy ricas y preciadas las alcachofas de Castellón (Benicarló) y de la Vega Baja del Segura (Alicante) y en la huerta de Murcia y el Campo de Cartagena.
La alcachofa es abundante en el invierno. La primera cosecha de temporada es hacia el mes de octubre. Consecuentemente , la mejor temporada es durante el otoño (hasta las primeras heladas de diciembre), y en primavera, (que es cunado finaliza la cosecha de alcachofas en las regiones mediterráneas).

Se trata con diferencia de la verdura más rica en fibra.
Combate la celulitis, su contenido en potasio la convierte en un alimento muy diurético que combate la retención hídrica y previene los edemas que propician la aparición de la celulitis.
El magnesio y el potasio, los dos minerales que posee en mayor cantidad, convierten a la alcachofa en el mejor aliado de las personas que tienen problemas de hipertensión o de aquellas que han padecido una apoplejía paralización de una parte del cuerpo por falta de riego sanguíneo. Según recientes estudios, las personas que tienen una dieta pobre en magnesio corren un mayor riesgo de sufrir un infarto o una angina de pecho.

Posee cantidades pequeñas, pero nada desdeñables, de vitamina C y niacina, así como de minerales, entre los que destacan el calcio como en todas las verduras de color verde intenso, el hierro y el fósforo.
Para comprobar su frescura se puede apretar la alcachofa cerca del oído; si se escucha un crujido, aún está fresca. Si las hojas están blandas en la base o se abren con facilidad y presentan partes pardas, la alcachofa no está fresca, el fondo se ha secado y endurecido.
Entre las vitaminas destaca la presencia de B1, E y B3, estas últimas en cantidades poco significativas comparadas con otros vegetales. La B1 interviene en el aprovechamiento de los hidratos de carbono, grasas y proteínas y en el equilibrio del sistema nervioso.

El mineral más abundante es el potasio, si bien se puede considerar a la alcachofa como una de las hortalizas de mayor contenido en magnesio, fósforo y calcio y con cantidades medias de sodio. A pesar de su contenido en calcio, éste, debido a su condición vegetal, se aprovecha menos en el organismo que el calcio que contienen los lácteos u otros alimentos de origen animal.
El potasio es un mineral necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso y para la actividad muscular normal. Interviene además en el equilibrio de agua dentro y fuera de la célula.
El magnesio se relaciona con el funcionamiento de intestino, nervios y músculos, forma parte de huesos y dientes, mejora la inmunidad y posee un suave efecto laxante.
La fibra, abundante en las alcachofas, favorece el tránsito intestinal. La inulina es un polisacárido que sustituye al almidón (reserva de moléculas de glucosa en los vegetales) y que también tiene función de reserva (unidades de fructosa en lugar de glucosa).
El crecimiento y desarrollo de los niños y el esfuerzo físico de los deportistas son circunstancias en las que el organismo necesita mayor aporte de hidratos de carbono y, en consecuencia, aumentan las necesidades de vitamina B1. La alcachofa representa una adecuada fuente vegetal de dicha vitamina. Por otra parte, el tabaco y el alcohol reducen la asimilación de esta vitamina, por lo que quienes beben o fuman necesitan más vitamina B1. Lo mismo les sucede a quienes consumen muchos azúcares o dulces.

Por un lado, la cinarina, sustancia que proporciona el sabor amargo a la alcachofa, es reconocida por su efecto colerético, es decir, aumenta la secreción de bilis. La bilis es sintetizada por los hepatocitos, se almacena en la vesícula biliar y se vierte al duodeno cuando llegan las grasas de los alimentos. Por otro lado, la inulina, polisacárido abundante en esta verdura, estimula el apetito y favorece la digestión. En relación con estos compuestos, varios estudios clínicos han demostrado la eficacia y seguridad de los extractos acuosos de alcachofa en el tratamiento de la disfunción hepato-biliar y de complicaciones digestivas, tales como sensación de plenitud, pérdida de apetito, náuseas y dolor abdominal. Por ello, las alcachofas convienen a las personas que padecen enfermedades funcionales y orgánicas del hígado, vesícula biliar y vías biliares (se reduce la posibilidad de aparición de cálculos biliares), así como en los trastornos digestivos que de ellas deriven. Esta verdura ayuda en la digestión de alimentos grasos y colabora en la descongestión del hígado porque consigue que la bilis sea menos densa y más fluida.

Diabetes:
La inulina es un polisacárido que se metaboliza en el organismo y da lugar a unidades de fructosa, un azúcar asimilable sin la necesidad de insulina. La abundancia en fibra en las alcachofas ralentiza la absorción de la glucosa, con lo que evita elevaciones bruscas de la glucemia. Asimismo, la cinarina y otras sustancias tienen una suave acción hipoglucemiante. Por este motivo, las alcachofas pueden consumirse con absoluta tranquilidad en caso de diabetes.


 

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